Siguiendo los Pasos de los Incas: De Abancay a Urubamba

De Abancay a Cuzco en carro: Una Odisea 

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¡Ah, los viajes en carro! ¿Qué podría ser más emocionante que subirte al asiento del copiloto, abrir la ventana y dejar que el viento despeine tu cabello mientras recorres kilómetros y kilómetros de asfalto? Bueno, tal vez un vuelo en ala delta sobre una manada de unicornios, pero eso es bastante difícil de organizar.

Nuestro día de viaje comenzó después de un merecido reposo, porque, sinceramente, viajar es agotador y merecíamos un descanso del tamaño de una ballena azul. Una vez que estuvimos completamente revitalizados, subimos al restaurante del hotel ubicado en el último piso, que tenía una vista panorámica de toda la ciudad de Abancay. Allí, nos deleitamos con un desayuno y nos preparamos para embarcarnos en nuestro próxima día de aventura sobre ruedas.

Con las provisiones adecuadas, bebidas y comida suficiente para alimentar a un ejército, nos lanzamos a la carretera, con la promesa de aproximadamente 8 horas de emocionante trayecto por delante. Y créanme, no nos decepcionó.

El paisaje cambió más veces que los disfraces de Lady Gaga en un concierto. Pasamos de las alturas áridas a un mar de verde exuberante en un abrir y cerrar de ojos. Subimos montañas, bajamos a valles y nos encontramos con pequeños trozos de hielo esparcidos por doquier, como confeti en una fiesta polar.

Y luego, para sorpresa de todos, ¡nevó! Bueno, más o menos. Fue solo por unos segundos, pero fue suficiente para hacernos sentir como niños en Navidad. Lástima que no durara más, pero al menos ahora puedo decir que he sentido un copo de nieve en el techo de nuestro carro. 

Continuamos nuestro viaje entre montañas nevadas y valles verdes, siempre con la expectativa de lo que la naturaleza nos tenía preparado a la vuelta de cada curva. Y déjenme decirles, la naturaleza es una gran narradora de historias.

Después de atravesar un paisaje que habría hecho babear al mismísimo Cristóbal Colón, finalmente llegamos a un altiplano en lo alto de las montañas que nos indicaba que nuestro destino estaba cerca. No, no era la bulliciosa ciudad de Cuzco, sino la pintoresca Urubamba, justo en el corazón del Valle Sagrado de los Incas.

Ah, pero ¿por qué elegimos Urubamba en lugar de Cuzco, se preguntarán? Pues bien, resulta que el esquema turístico tradicional nos pareció un tanto... cómo decirlo... ridículo. ¿Viajar una hora y media en van solo para pasar un par de horas admirando ruinas y comiendo empanadas? No, gracias. Preferimos invertir nuestro tiempo en cosas más emocionantes, como contar cuántas extraterrestres pasan frente al carro en una hora.

Y así, descendimos la última montaña, cruzamos el río y llegamos a Urubamba, donde nos aguardaba el confort de nuestro hotel, el Amaru Valle. Una joya escondida para los navegantes de las aventuras, si me lo preguntan.

Después de instalarnos y sacudirnos el polvo del camino, nos aventuramos a la ciudad en busca de un lugar donde saciar nuestro apetito. Y vaya que lo encontramos en El Huacatay, un rincón culinario que nos sorprendió con sus delicias gastronómicas. ¿Carpaccio de Alpaca, alguien? Sí, por favor. 

Con el estómago lleno y el corazón contento, paseamos por las pintorescas calles de Urubamba, disfrutando del ambiente tranquilo y acogedor de este lugar que a perdurado en el tiempo. Y cuando ya no pudimos dar un paso más, regresamos a nuestro refugio en el Amaru Valle para descansar y recargar energías para las aventuras que aún nos esperaban.

Y así, mis amigos, concluye nuestra odisea en carro de Abancay a Urubamba. ¿Próxima parada? ¡El Cuzco! Bueno, técnicamente no es nuestra próxima parada, pero ¿a quién le importa el orden cronológico cuando se trata de aventuras? 

Asista desde la mitad del video para adelante que corresponden al segundo día del viaje en esta etapa.

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¡Hasta pronto!