Explorando las Salineras de Maras en el Valle Sagrado de los Incas

Un Viaje en el Tiempo: Explorando las Salineras de Maras en el Valle Sagrado de los Incas

Les escriben Jorge y Cristiana, viajeros y creadores del blog y canal de YouTube Aventuras Viajes & Drones. Nos complace darles la bienvenida a nuestra bitácora de viaje, donde esperamos que encuentren entretenimiento, información útil y quizás, saciar esa curiosidad que los trajo aquí.

Continuando nuestra travesía por el fascinante Perú, ayer por la tarde llegamos a la ciudad de Urubamba en el corazón del Valle Sagrado de los Incas. Hoy, nos embarcamos en una nueva aventura: la visita a las Salineras de Maras, también conocidas como Minas de Sal.

Estas antiguas salinas, creadas por culturas preincaicas y posteriormente utilizadas por los Incas, han sido una fuente vital de sal durante siglos. En el pasado, la sal se utilizaba no solo para la alimentación, sino también para la momificación. Afortunadamente, en la actualidad, su uso se limita al ámbito culinario.

Aunque, pensándolo bien, en esos momentos en que la convivencia se torna un poco complicada y la frase "Tú no me entiendes!!!" resuena en el aire, no estaría mal considerar una momificación temporal, ¿verdad? Bromas aparte, soñar no cuesta nada.

Como les comentamos en nuestra publicación anterior, nos encontramos alojados en el acogedor Hotel Amaru Valle. Después de disfrutar de un delicioso desayuno, descendimos de nuestra habitación ansiosos por comenzar este día de exploración. Nos sorprendió gratamente la cantidad de turistas europeos, especialmente personas de la tercera edad, que se hospedan en el hotel. A pesar de estar adentrándonos en la sexta década de nuestras vidas, nos sentimos repentinamente juveniles en comparación.

Un detalle que nos llamó la atención durante el desayuno fue el pan tradicional de Cusco: una hogaza grande, redonda y de textura dura, capaz de conservarse durante varios días. Si bien no tiene nada de extraordinario, para nosotros, acostumbrados al pan suave y variado de nuestra ciudad natal, Cuenca, no fue precisamente una experiencia reveladora. No obstante, aceptamos la aventura gastronómica con buen ánimo.

Con Google Maps, nos subimos al carro y nos dispusimos a disfrutar del día. Después de todo, para eso habíamos viajado hasta aquí: para ascender montañas desde el río, recorrer el altiplano y sumergirnos en la riqueza cultural del Perú.

Nuestro hijo menor, quien había visitado Cusco un par de años atrás, nos había contado sobre las salineras, un lugar que no habíamos tenido la oportunidad de conocer durante nuestro anterior viaje en 1980. Recordando su experiencia, nos entusiasmó la idea de alquilar una cuatrimoto al final del camino asfaltado y aventurarnos por los senderos polvorientos.

Sin embargo, la falta de lluvia en las últimas semanas había dejado una espesa capa de polvo en el ambiente, intensificada por el paso de los carros repletos de turistas. La polvareda era tal que decidimos abandonar la idea del cuadriciclo y continuar nuestro recorrido en coche.

Finalmente, llegamos al estacionamiento de las Salineras de Maras. Para nuestra fortuna, la fila para adquirir las entradas no era demasiado larga. Eso sí, todos los presentes éramos extranjeros, unidos por la curiosidad y el deseo de explorar este lugar único.

Los vehículos estacionados, al igual que el nuestro, lucían placas extranjeras. Uno de ellos, proveniente de Chile, tenía una carpa instalada en el techo, lo cual nos hizo pensar en la increíble aventura que significaba recorrer tan larga distancia.

Tras obtener nuestros boletos, descendimos hasta un mirador que ofrecía una vista panorámica de las salineras. La imagen era realmente impresionante. Contemplar este complejo, con siglos de historia, era como asomarse a una ventana al pasado.

En la entrada del complejo, una fila de coches esperaba su turno para ingresar. Tuvimos que aguardar a que varios vehículos con turistas salieran para poder acceder con el nuestro.

Una vez dentro, nos dirigimos a la parte baja, donde se encuentran las piscinas de sal. La visión de esta salinera en medio de la Cordillera de los Andes era realmente sorprendente, ya que por lo general, las salineras se encuentran cerca del mar.

Observamos a los trabajadores cargar la sal en carretillas para transportarla hasta el mercado. Pueden apreciar este proceso en nuestro video de YouTube.

Luego, visitamos el mercado, repleto de tiendas que ofrecían productos locales y artesanías. Aprovechamos la oportunidad para adquirir algunos recuerdos, ya que los precios eran más accesibles que en Lima, ciudad a la que regresaríamos para pasar unos días.

Nos gustó mucho la decoración del lugar, especialmente las banderas de diferentes países que adornaban las salineras. Con la satisfacción de haber explorado este tesoro histórico, nos despedimos de las Salineras de Maras y partimos rumbo a la ciudad de Maras y las ruinas de Moray, pero esa es una historia que les contaremos en nuestra próxima publicación.

Explorando las Salineras de Maras en el Valle Sagrado de los Incas.

Nuestro blog: aventurasviajesdrones.blogspot.com

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¡Hasta pronto!

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